sábado, 31 de enero de 2009

Someday never comes






Me reía de los que decían que tenía tiempo. Me reía de la vida por delante, de los años venideros. Reía no sin razón, porque un dia me pisó un camión a eso de los 20, con toda la vida por delante. Supe en el instante de mi muerte que debia recordar el ultimo segundo, el ultimo hálito de supervivencia. Y fue eso. Someday never comes. No hay mañana postergable, ni línea de tiempo. No hay razón para trazar una vida en una línea así sea horizontal, asi vertical.
Desde este lado, que es ninguno, porque es inimaginable, y la palabra inexequible se me viene a la boca que de hecho ya no poseo, quisiera decir sin articular palabra que el deseo me provoca la vuelta a la vida, que la vida hostiga mi vuelta para que yo no sienta que he perdido en mis 20 años ésta alegría del latir, el respirar y el conjugar los verbos según convenga.
¿Quien no sabe volver de la muerte? Me pregunto como si supiera la respuesta y sin meditarlo pronto lo sé porque la mente a dado lugar a alguna sabiduria absoluta y desde acá sólo quien no quiere no vuelve.
Tengo dos o tres locos alrededor que dicen no querer volver mientras se desgranan la cabeza pensando en qué será la vuelta. Yo que sí quiero, firmo el tratado de conveniencia y pronto estoy en casa. En la misma de siempre con el café que se enfría y un "al final es todo mentira ". Someday always comes. Entre el sueño y la vigilia.

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